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La vitamina D es una vitamina liposoluble que participa en el metabolismo fosfocálcico, estimulando la síntesis de proteínas de matriz y la mineralización ósea. Una deficiencia de vitamina D ocasiona una mineralización defectuosa de la estructura ósea que puede causar raquitismo infantil, osteoporosis y osteomalacia en adultos.

La vitamina D también tiene funciones extra esqueléticas, incluidas las inmunomoduladoras y antiproliferativas, tiene un posible papel en enfermedades inflamatorias crónicas y neoplásicas, diabetes, enfermedades cardiovasculares y autoinmunes.

Existen dos formas de vitamina D en nuestro organismo:
– Colecalciferol (vitamina D3): se sintetiza en la piel a partir del 7-Dehidrocolesterol (provitamina D3) por exposición a la luz solar. Es la principal fuente de vitamina D, por lo cual se recomienda una exposición solar de al menos 15 minutos al día.
– Ergocalciferol (vitamina D2): se obtiene de la dieta, de los alimentos que contienen su precursor (Provitamina D2), como pescados y huevos.

Ambas formas son biológicamente inactivas y sufren, en el organismo, dos transformaciones metabólicas importantes: la primera en el hígado, con formación de calcidiol (25(OH)Vitamina D); el segundo en el riñón, con la formación de calcitriol (1,25(OH)2 vitamina D), el metabolito biológicamente activo.

La 25(OH) vitamina D se considera la principal forma de almacenamiento y su determinación serológica es un indicador confiable del estado general de vitamina D, ya que representa más del 95% de la vitamina D en el suero.

METODOLOGÍA ANALÍTICA: ELISA (enzimoinmunoensayo) Rango de medición: 4.0-115.0 ng/ml

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